Wednesday, 5 October 2016

Clinton, Trump, el mundo y la rebelión de las masas

Llega el año 1998 y un militar socialista se convierte en presidente de Venezuela, años más tarde un indígena llega por primera vez a la presidencia de Bolivia. Rafael Correa lidera un proceso que entierra políticamente a los partidos tradicionales ecuatorianos en el año 2006. Claro, no faltaron los incrédulos que se quedaron perplejos sin poder entender a qué hora les hicieron el gol. Tampoco faltaron analistas que le adjudicaron la victoria de movimientos de izquierda al afamado realismo mágico, tan posicionado en América Latina.

Parecería que lo ocurrido con Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros países es un hecho aislado, localizado en el sur del continente americano, hasta llegar al año 2008. El colapso del sistema financiero en el hemisferio norte motivó al mismísimo Noam Chomsky en 2011 a hablar del declive de los Estados Unidos de América, aunque las fisuras empiezan a revelarse poco tiempo después del 2008. Bancos que quiebran, estados obligados a fondearlos, hombres y mujeres de todas las edades que pierden sus viviendas y deben abandonar su país para buscar mejores días, sueños rotos y pueblos que protestan. Si, no es el caso único del Ecuador del año 2000, es la España del 2014, también es el Reino Unido del 2016, sus consecuencias se sienten en Madrid, en la toma de Wall Street en Nueva York, la tendencia estuvo presente en muchos países.

Y no, no sólo apareció un Chávez o un Correa. El colapso económico destruye las promesas, las tesis de que la democracia es buena, de que es indispensable, que los partidos políticos garantizan gobernabilidad. El sueño de prosperidad se derrumba en Detroit, Guayaquil, Madrid, York y New York, se rompió para demasiada gente. Y claro, la respuesta al desencanto trajo propuestas de ruptura con la tradición en España con Pablo Iglesias y su partido Podemos, en el Reino Unido se sembró desde hace décadas la semilla anti europea con el Partido Independentista Británico, situación que desemboca en el famoso Brexit y el éxito de Nigel Farage, a la vez surge como figura política el laborismo tradicional con la propuesta socialista de Jeremy Corbyn. Y hay más, el desencantado pueblo de clase media casi lleva a ganar las primarias del Partido Demócrata de los Estados Unidos a un socialista, SÍ, un socialista en la tierra del capitalismo sin seguridad social para todos. Pero en esas tierras, la promesa del modelo acumulador, del sueño americano, permite surgir políticamente al magnate bien comido, a quien representa el ideal de éxito que le habían vendido por siglos. Era más que lógico el aparecimiento de figuras anti sistema.

Mientras la política tradicional habla del estado de derecho, de la separación de poderes y etcétera, los movimientos anti sistema le hablan a sus electores y pueblos sobre reivindicaciones, sobre sus derechos, sobre identidades que deben protegerse, sobre sueños que todavía viven. Y no, no se trata de un fenómeno atribuible a la izquierda, a la derecha, al centro, al realismo mágico o al populismo. Parecería un fenómeno atribuible a la necesidad de representación ciudadana causado por la exclusión de las mayorías desde las élites políticas y económicas.

Bajo esta óptica vale la pena observar el lenguaje de Donald Trump en contra de Hillary Clinton durante la campaña política estadounidense. Clinton habla todavía de esas cosas escritas en marciano que no tienen relación con el ciudadano de a pie y Trump va al grano, se conecta con un Homero Simpson sin dinero para llegar al fin de mes, lo entiende, lo consola e increíblemente le da esperanza, es uno más del montón. Parecería que lo que se cayó no fueron las encuestas, sino todo un sistema político a escala internacional y parecería que Francis Fukuyama nos mintió porque la historia no se ha terminado de escribir.

Algo para analizar profundamente, algo para tomar en cuenta. Y es que tal vez el momento en el que se pierde la conexión con la realidad es posible hablarle al obrero y al comerciante en idioma extraterrestre, hacer políticas para extraterrestres y estrellarse de manera bestial. Porque las mayorías sí pueden alcanzar la venganza y castigar con su voto, en la auténtica rebelión del desencanto. La rebelión de las masas.

Tuesday, 10 December 2013

Mandela y el fútbol

Era la noche del 6 de diciembre de 2013. El día anterior, en medio de la bulla causada por los campeonatos de 40 se moría el gran Nelson Mandela. Encarcelado por décadas, el humilde pero tenaz líder sudafricano fue capaz de derrotar un sistema incompatible con los tiempos actuales.

Mandela ha sido leyenda mucho antes de su muerte, no sólo tuvo el coraje de enfrentarse al Appartheid, sino que tras su encierro de décadas fue capaz de darle a su país la paz que nunca tuvo, al promover justamente el entendimiento entre todos los grupos sociales. Muy al contrario de otros liderazgos, de los que lamentablemnte abundan en ese continente, por ahí me suena como antagónico de Mandela un señor que se llama Robert Mugabe y es presidente de Zimbabwe.

Es mucho más fácil dividir, enfrentar a los unos con los otros. Mientras en el África subsahariana sus presidentes han sido provocadores de la división y han prolongado las huellas nefastas del colonialismo, Mandela buscó la reconcialiación de una tierra que era ya inexorablemente, multiétnica, intercultural.  En eso radica la grandeza de Mandela, mientras unos promovían la quema de propiedades de los ex amos descendientes de europeos, Mandela integraba a los ex explotadores en una Sudáfrica llena de reconciliación.

Vuelvo al 6 de diciembre, eran las 8 de la noche y el noticiero de Ecuavisa empezaba con la noticia bomba: ya se conocía con qué países jugará el Ecuador en el próximo campeonato de fútbol. Me quedé atónito, claro soy un extraterrestre por mi antipatía hacia el fanatismo desmedido que existe en el mundo hacia cosas como el fútbol, las telenovelas, las religiones, entre otras cosas. Hace un día había muerto uno de los personajes más influyentes de la historia de la humanidad, y lo que nos daba el noticiero más visto del país era la reseña de un hecho que sin ningún problema calzaba en la sección deportiva.

¿Que dirá la comunidad afrodescendiente de nuestro país frente a esto?, ¿Cuál es la conciencia social de la persona que tomó la decisión de armar el noticiero del 6 de dciembre?.

Apagué la televisión lleno de furia, pensando que aún vivimos en un feudo o en la colonia. En un sitio en el que el mayor noticiero del país es capaz de invisibilizar un momento histórico tan grande, a cambio de lo ilógicamente intrascendente, simplemente por ser "show".

Recordé la extensa cobertura que causó la dolorosa muerte de Christian Benítez y sentí mucha más rabia. Con mucho respeto, Mandela se merecía mucho más que una nota de medio pelo, después de haber derrotado el recismo en Sudáfrica y en el mundo entero.

Espero que el responsable del noticiero, y los responsables de todos los noticieros, y que el país entero lo piense bien. Que lo piense profundamente, por favor.

Saturday, 19 January 2008

Matemático demente fallece trágicamente.


El conocido matemático Juan José Illingworth falleció hoy tras masivo baile del chulla quiteño en plena 9 de octubre en la ciudad de Guayaquil. El académico, entre sus obras más importantes, tuvo la retirada del nombre de la calle Pichincha en el centro del Puerto Principal, además de haber quemado banderas de Quito durante una marcha a favor del ex banquero Fernando Aspiazu en 1999.

Illingworth, al ver la manifestación masiva con un claro mensaje de unidad nacional, alcanzó a exclamar la frase "Guayaquil Independiente", mientas sus últimas palabras fueron "he arado en el mar”. Así lo informó la familia del activista político que durante toda su vida repudió a la capital de la república, y según sus médicos falleció tras un fulminante infarto.